En la naturaleza existe un fenómeno curioso llamado “efecto langosta“: cuando dos crustáceos luchan por una hembra o territorio, el ganador asume una posición de vencedor seguro en las siguientes batallas, mientras que el perdedor pierde toda motivación para futuras victorias. Lo mismo ocurre con los seres humanos.
A menudo sucede que al primer fracaso en cualquier asunto, nos damos por vencidos y dejamos de luchar por nuestro sueño. ¿Por qué nos pasa esto y cómo, a pesar de todas las dificultades, podemos mantenernos en el camino hacia nuestra querida meta?
Cualquier Experiencia es Buena
En primer lugar, debemos deshacernos del mito perjudicial de que la primera experiencia en un nuevo negocio debe ser necesariamente y siempre positiva. A menudo pensamos que si hemos acumulado mucha experiencia en la vida, sabemos trabajar a alta velocidad y negociar con diferentes oponentes, cualquier otro negocio que iniciemos no nos causará problemas. Esta es una opinión errónea. Imagínate a un niño pequeño que está aprendiendo a andar: se cae mucho, se golpea, pero se vuelve a levantar y sigue caminando. Está en constante mejora, se alegra de cada paso que da y ni siquiera se le pasa por la cabeza dejarlo todo. Y en esto, los adultos, salimos perdiendo mucho frente a los niños. Porque con la edad salimos de la posición de alumno e intentamos entrar en la posición de experto. Pero sin haber cometido un cierto número de errores, es imposible hacerlo. Permítete equivocarte, ser imperfecto, pero al mismo tiempo sé consciente de tus puntos débiles y trabaja en ellos.
Aprende a ver los Cambios Positivos
Pero, ¿qué hacer si junto con los golpes y los deseos injustificados se pierde la motivación para seguir adelante? En primer lugar, debes comprender por ti mismo si, al perseguir un objetivo determinado, realmente actúas por tus propias motivaciones personales. ¿O es solo una forma de ser bueno para alguien y esperas que te elogien y te den una palmadita en la cabeza? Si el objetivo es realmente tuyo, entonces sigue adelante y empieza a desarrollar una actitud positiva.
Lamentablemente, la mentalidad heredada es tal que nos han enseñado a centrar la atención no en lo que funciona, sino en lo que no funciona. Este formato de pensamiento es muy limitante y nos encierra en un marco que no nos permite desarrollarnos. Por lo tanto, es estratégicamente importante notar los más mínimos cambios positivos en un nuevo negocio; esto ayudará a mantenerse a flote, incluso si el camino hacia el sueño es empinado y espinoso.
Fija Objetivos Concretos
Desgraciadamente, a menudo ocurre que cuando estamos a un paso de la victoria, nos rendimos sin haberla saboreado. Esto ocurre porque desde el principio nos ponemos el listón muy alto: alcanzar resultados sin precedentes en un plazo de tiempo mínimo. Y como las personas no son ordenadores y no pueden seguir algoritmos claramente escritos, tarde o temprano se produce un agotamiento emocional.
Nuestro cerebro está diseñado para tratar de gastar una cantidad mínima de energía en el soporte vital. Es más fácil para él existir en un modo autónomo de reacciones y acciones habituales que aprender algo nuevo, porque es un proceso que consume mucha energía.
Un buen ejemplo es el llamado “negocio de las servilletas”, en el que la gente idea un negocio, reparte funciones, oportunidades, beneficios y luego… no pasa nada, y el negocio se queda en la servilleta. La cuestión es que para nuestro cerebro es un cuadro completo: hemos jugado a este negocio, ha dado dividendos, pero el hecho de que no hayamos tenido el dinero en nuestras manos no importa en absoluto para el cerebro. Por lo tanto, fíjate objetivos concretos, alcanzables y tangibles.
Toma Ejemplo de los Grandes
Para mantenerte a flote, recuerda a menudo ejemplos de la vida de grandes personas que alcanzaron alturas sin precedentes después de graves reveses. Donald Trump, antes de convertirse en presidente de Estados Unidos, se declaró en bancarrota tres veces. Albert Einstein no habló hasta los cuatro años, no pudo leer hasta los siete y en la escuela lo consideraban completamente desesperado, ¡pero aun así consiguió convertirse en un gran científico! También podemos recordar a Temple Grandin, una mujer autista de renombre mundial, científica y escritora estadounidense que ha hecho una enorme contribución al desarrollo de la ganadería en Estados Unidos. Steve Jobs, uno de los fundadores de la legendaria Apple Corporation, en su día sufrió una aplastante derrota: al quedarse sin empresa, se fue a la India, donde se dio la oportunidad de recuperar recursos y volvió a lo que realmente le importaba.
La famosa escritora J.K. Rowling empezó a escribir libros cuando vivía en Londres con su hijo en la más absoluta pobreza. Al principio, un gran número de editoriales la rechazaron, pero hoy en día Rowling es increíblemente popular y sus libros son adorados por niños y adultos de todo el mundo. Podríamos seguir citando ejemplos así hasta el infinito.
¿Qué es lo que dio fuerzas a estas personas para seguir adelante? El caso es que nunca se dieron por vencidos y vieron sus fracasos como experimentos fallidos y valiosas lecciones. Aprende también tú a sacar provecho incluso de los fracasos, y recuerda a menudo las palabras de oro del sabio oriental Sun Tzu de su tratado “El arte de la guerra“: “Puedes perder una batalla, pero aun así ganar la guerra por completo“.
Ejercicio "Iceberg de la Ira": Deshacerse de Emociones Negativas
[…] en una persona amargada, cansada y apática, que no tiene fuerzas para nada (lee también: “Efecto langosta“: por qué nos rendimos después del primer fracaso (y cómo encontrar la fuerza para seguir […]