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Revisión y Resumen: Las Intermitencias de la Muerte

Portada del libro "Las intermitencias de la muerte" de José Saramago, con una guadaña florecida, sobre un fondo degradado, relacionada con un resumen y revisión de la obra.
La portada del libro que te invita a reflexionar sobre la vida y la muerte. Descubre un resumen y análisis completo de esta obra.

Explora “Las intermitencias de la muerte”, libro escrito en 2005 por el escritor portugués José Saramago, Premio Nobel de Literatura en 1998.

Esta obra maestra examina el impacto económico que trae la muerte, el desconcierto que genera en la Iglesia y por qué la figura de la muerte, esa “Señora con la guadaña”, es tan necesaria en el ciclo de la vida.

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Detalles del Libro

  • Título original: As Intermitências da Morte
  • Título en español: Las Intermitencias de la Muerte
  • Autor: José Saramago
  • Editorial: DEBOLSILLO
  • N.º de páginas: 256 páginas
  • Género: Novela, ficción filosófica, realismo mágico, sátira social
  • Clasificación para edades: 16+ es ideal.
  • ISBN-10:‎ 8490628777
  • ISBN-13: ‎978-8490628775
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Portada del libro "Las intermitencias de la muerte" de José Saramago, con una imagen de una guadaña adornada con flores sobre un fondo blanco.

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Reseña del Libro

Las intermitencias de la muerte de José Saramago es una novela compleja, multifacética, política, filosófica, irónica y profundamente desconcertante. Escrita con el estilo inconfundible del autor —un flujo narrativo continuo, puntuado solo por comas y puntos—, esta obra desafía al lector a reflexionar sobre la vida, la muerte y la sociedad.

La novela plantea una premisa audaz: en un país sin nombre, la muerte deja de existir. Este giro desata un caos social, económico y ético, revelando la fragilidad de sistemas como las funerarias (teniendo que enterrar perros, gatos, y hasta pececillos tropicales), los fondos de pensiones, los hospitales o las residencias de ancianos. Saramago, con su ironía característica, muestra que la vida eterna no es un sueño, sino una pesadilla.

Texto impreso de una página del libro "Las intermitencias de la muerte" que incluye la frase "de la muerte pospuesta".
Un fragmento del libro que introduce la premisa fundamental: ¿qué pasaría si la muerte se detuviera?

La muerte, personificada como una dama con guadaña, pasa de ser un símbolo temido a un personaje complejo, cuya interacción con un violonchelista solitario da un giro emotivo a la historia.

Filosóficamente, la obra es un tesoro. Un pasaje teológico que debate si Dios o la muerte tiene la última palabra —“las dos caras de una misma moneda”— sacude creencias y resuena con fuerza: nuestra finitud da sentido a la vida. Esta novela, profundamente actual, aborda el final de la existencia y las consecuencias sociales de un mundo sin muerte, mostrando que ningún sistema sobreviviría a tal escenario.

Las intermitencias de la muerte ilumina una verdad universal: la muerte es inseparable de la vida. Saramago, con su mirada aguda, nos muestra que aceptar nuestra finitud no es ceder al miedo, sino abrazar la existencia con plenitud.

Las intermitencias de la muerte desnuda una verdad que quema: la muerte no es el fin, sino el latido de la vida. Saramago, con su pluma afilada, nos empuja a mirar de frente a la guadaña y ver en ella no un castigo, sino un regalo. Vivir sin el peso de “no haber vivido” es el desafío que nos lanza, un grito para abrazar cada instante antes de que la dama esquelética toque la puerta.

Resumen Completo (Advertencia: Spoilers)

Ojo, este resumen te cuenta todo, hasta el final de Las intermitencias de la muerte. Si quieres guardarte la sorpresa, pasa de largo y vuelve cuando hayas leído el libro.

Diagrama dibujado a mano que resume "Las intermitencias de la muerte" de José Saramago, mostrando personajes clave (la Muerte, el violonchelista), temas (mortalidad, sociedad) y puntos de la trama principal.
¿Necesitas un vistazo rápido a la trama y temas de “Las intermitencias de la muerte”? Este mapa conceptual te ayuda.

[Ver Mapa Conceptual en tamaño completo]

Cuando la muerte se toma un descanso

En un país sin nombre (de 10 millones de habitantes), la medianoche del 1 de enero marca un suceso imposible: la muerte se detiene. Nadie fallece, sin importar su estado. Los enfermos terminales, los ancianos al borde del colapso, los heridos graves: todos persisten, atrapados en un limbo de agonía. En una pena suspendida.

Al principio, la noticia despierta euforia. La humanidad ha vencido a la guadaña, o eso creen. Pero la alegría dura poco. Los hospitales se saturan, las residencias de ancianos colapsan, las funerarias quiebran. El sistema de pensiones se desmorona, y la Iglesia, privada de su promesa de un más allá, de una resurrección; pierde su brújula. La vida eterna, lejos de ser un paraíso, se convierte en una pesadilla donde el sufrimiento no tiene fin.

La “vida sin muerte” es una especie de purgatorio.

El caos y la sombra de la “maphia”

La sociedad, al borde del abismo, encuentra una solución tan oscura como desesperada. Surge la “maphia”, una mafia que, por un precio, lleva a los moribundos más allá de la frontera, donde la muerte aún funciona. Familias agotadas pagan fortunas para liberar a sus seres queridos de una existencia que ya no es vida. El gobierno, incapaz de frenar el caos, pacta en secreto con estos traficantes de alivio, mientras la hipocresía y la corrupción se apoderan del país. Saramago, con su pluma afilada, desnuda la fragilidad humana: ante lo absurdo y la desesperación, el egoísmo y el lucro reemplazan a la ética.

¿Qué hace la gente?
Mira, calla y colabora.
Pagan, firman, entierran…
Y siguen con su vida, como si todo fuera normal.
Todos lo saben, nadie lo dice.

El regreso de la dama con cartas violetas

Primer plano de texto impreso en una página de libro, mostrando un pasaje sobre una "carta color violeta" que anuncia el regreso de la muerte en "Las intermitencias de la muerte".
La muerte anuncia su retorno con una inesperada formalidad: un aviso por escrito en una carta color violeta.

Tras siete meses de caos, la muerte regresa, pero no como antes. Ahora, envía cartas violetas a quienes están destinados a morir, dándoles una semana para despedirse.

La noticia, anunciada en una carta al director de un canal de televisión, restaura un orden frágil. Las cartas, escritas con una precisión escalofriante, personalizan lo inevitable, como si la muerte quisiera acercarse a los humanos.

La sociedad se adapta a este nuevo ritual, y la vida, aunque marcada por la certeza del fin, recupera un ritmo. Pero entonces, algo falla. Un violonchelista, un hombre sencillo que vive para su música y su perro, debería recibir su carta violeta y, contra toda lógica, no muere. La carta regresa a la muerte, una y otra vez, como un eco de resistencia.

El violonchelista que desafía lo inevitable

Confundida, la muerte decide investigar. Abandona su forma esquelética y se transforma en una mujer de carne y hueso (una de 36 años). Observa al violonchelista desde las sombras: su rutina humilde, su pasión por el violonchelo, su amor por los pequeños detalles de la vida. Algo en él la desarma.

Primer plano de texto impreso del libro "Las Intermitencias de la Muerte" de José Saramago, que menciona un "juego del ratón y el gato", refiriéndose a la interacción entre la Muerte y un personaje.
Un fragmento que captura la tensa y peculiar relación entre la Muerte humanizada y el violonchelista, un punto central en la novela de Saramago.

Por primera vez, la muerte siente emociones humanas: curiosidad, ternura, y algo más profundo que no puede nombrar. Incapaz de cumplir su tarea, se acerca al hombre, no como verdugo, sino como alguien que busca entenderlo. Lo que encuentra es una vida tan plena, tan arraigada en el presente, que desafía su propósito.

Un amor que transforma la guadaña

En el clímax, la muerte parece enamorarse del violonchelista. No es un amor que vence a la muerte en un sentido mágico, sino uno que la transforma. Él, con su música y su forma de existir, le da alma al ciclo de la vida y la muerte.

Incapaz de matarlo, la muerte decide romper su propia regla. Simbólicamente, se desvanece junto a él, no como un final, sino como un acto de trascendencia. La novela cierra con un silencio que resuena: la muerte, tocada por la humanidad, ya no es solo un destino, sino una parte viva de lo que nos hace humanos.

Encuentra más imágenes del libro en mi Pinterest.

Las intermitencias de la muerte es un espejo que nos obliga a mirar nuestra finitud. Saramago nos recuerda que la vida brilla porque termina, que el caos revela quiénes somos, y que incluso lo inevitable puede aprender a sentir.

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Portada del libro "Las intermitencias de la muerte" de José Saramago, con una imagen de una guadaña adornada con flores sobre un fondo blanco.

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Frases del Libro

Primer plano de texto de "Las Intermitencias de la Muerte" de José Saramago, destacando la frase "la sonrisa no es una cuestión de dientes".
Una de las frases más memorables de Saramago que nos invita a mirar más allá de lo evidente en “Las Intermitencias de la Muerte”.
  • Monsieur (Michel) de Montaigne ya dijo que filosofar es aprender a morir.
  • Así es la la vida, va dando con una mano hasta que llega el día que quita todo con la otra.
  • La única manera de liquidar al dragón es cortarle la cabeza, limarle las uñas no sirve de nada.
  • Nunca digas de esta agua no beberé.
  • He ahí una palabra que suena bien, llena de promesas y de certezas, dices metamorfosis y sigues adelante, parece que no ves que las palabras son rótulos que se adhieren a las cosas, no son las cosas, nunca sabrás cómo son las cosas, ni siquiera qué nombres son en realidad los suyos, porque los nombres que les das no son nada más que eso, el nombre que le has dado.
  • …cada uno de vosotros tenéis vuestra propia muerte, la transportáis en algún lugar secreto desde que nacéis, ella te pertenece, tú le perteneces.
  • las personas condenadas a desaparecer no resuelven sus asuntos, no hacen testamento, no pagan los impuestos que adeudan, Y, en cuanto a las despedidas de la familia y de los amigos más cercanos, las dejan para el último minuto, lo que, como es evidente, no alcanza ni para el más melancólico de los adioses.
  • Si es cierto que nunca sonríe es porque le faltan los labios, y esta lección anatómica nos dice que, al contrario de lo que los vivos creen, la sonrisa no es una cuestión de dientes.
  • Hay quien dice, con humor más de mal gusto que macabro, que la muerte tiene una especie de sonrisa permanente, pero eso no es cierto, lo que ofrece a la vista es más bien una mueca de sufrimiento, porque el recuerdo del tiempo en que tenía boca, y la boca tenía lengua, y la lengua tenía saliva, la persigue continuamente.
  • La vida es una orquesta que siempre está tocando, afinada, desafinada, un titanic que siempre se hunde y siempre regresa a la superficie…
  • Eso que llama misterios muchas veces es una protección, hay quienes llevan armaduras, hay quienes llevan misterios.
  • Él esperó y ella faltó, ella esperó y el no vino, en el fondo, y esto que quede entre nosotros, escépticos e incrédulos que somos, mejor eso que una pierna rota.
Primer plano del texto impreso en una página del libro "Las Intermitencias de la Muerte", mostrando un pasaje sentimental que habla de expectativas, palabras y emociones humanas.
Las palabras de Saramago a menudo tocan fibras sensibles. Aquí, un pasaje que explora las complejidades del sentimiento humano en “Las Intermitencias de la Muerte”.

Reflexiones y Preguntas para el Lector

Hey! esta novela no es para leerla y guardarla en un cajón. Es para que la mastiques, la sientas, la discutas. Déjame unas líneas en los comentarios, respecto a las siguientes preguntas:

  1. ¿Qué harías si de repente nadie muriera? ¿Crees que la vida eterna sería un regalo o una maldición?
  2. Las cartas violetas dan una semana para despedirse. Si recibieras una, ¿cómo usarías esos siete días?
  3. El violonchelista desafía a la muerte solo por ser quien es. ¿Qué hace que una vida sea tan poderosa como la suya?
  4. Saramago dice que la muerte le da sentido a la vida. ¿Estás de acuerdo? ¿Qué le da sentido a tu existencia?
  5. Si pudieras hablar con la muerte, como mujer, como en la novela, ¿qué le preguntarías?
  6. Si la muerte pudiera enamorarse de algo en tu vida, ¿qué sería? ¿Qué hace que tu mundo valga la pena?
  7. ¿Crees que el amor del final es solo romántico, o representa algo más grande, como la pasión por vivir?

¿Leerlo o Saltárselo?

Saramago no escribe para entretener, sino para despertarte. Esta novela es un puñetazo que te sacude y te obliga a preguntarte qué diantres estás haciendo con tu vida. Aquí van algunas chispas que me dejó:

  • La muerte no es el fin, es el motor. Sin ella, la vida se pudre, se vuelve un peso. Cada día cuenta porque no tienes mil años por delante. Entonces, ¿pa’ qué guardarte las ganas? Vive ahora, que el reloj no perdona.
  • El caos saca la verdad. Cuando todo se desmorona, ves de qué estás hecho. La “maphia”, el gobierno, la gente: todos muestran su cara real bajo presión. ¿Y tú? ¿Qué sale de ti cuando la vida aprieta?
  • Lo humano cambia todo. El violonchelista no le gana a la muerte con trucos, sino con su forma de vivir: puro, intenso, conectado. Eso es lo que hace que hasta la muerte baje la guardia. Vive tan a fondo que el universo tenga que parar a mirarte.
  • Aceptar lo que no controlas es libertad. La muerte, la vida, el destino: no los manejas. Pero puedes elegir cómo caminar por el fuego. Ahí está tu fuerza, en decidir quién eres aunque el mundo no te dé garantías.
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Portada del libro "Las intermitencias de la muerte" de José Saramago, con una imagen de una guadaña adornada con flores sobre un fondo blanco.

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Terminamos por hoy. Puedes dejar tu comentario si tienes alguna crítica o la recomendación del siguiente libro.

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